La lluvia no tardará en caer, al igual que las caducas hojas de los árboles. Los fríos avanzan a grandes zanjadas sin importarle fronteras, ni religiones.
Este fin de semana ha sido agotadísimo. He estado en el Jamboree on the Air. Por medio de las frecuencias hercianas miles de scouts del mundo estuvimos comunicándonos. Una gran reunión on line.
Volver a acampar, estar en el campo la playa
andar. Fue fantástico, reconciliador conmigo mismo.
La luna creciente, hacia esbozar una simpática sonrisa a la noche vestida toda ella de lentejuela.
Después de acostar a mis críos, soy monitor, me quedé un rato mirando la lejana población de mi planeta refugio. Sí, ese que cuenta con un puerto que me protege y un faro que me guía. Hacía un poco de frío, más bien, humedad me abracé a mi mismo para calentarme. Y no pude evitar recordad aquellos cálidos abrazos que cayeron en el olvido y que una vez más resurgían de sus cenizas para atormentarme.
Miré a la luna, aquella noche de agosto recuerdo perfectamente que también era creciente. Así que yo también sonreí a nuestro omnipresente satélite argénteo porque la igual que la brisa marina, noctámbula y húmeda, arrastra la arena de la playa. Las cenizas se las acabará llevando el viento y entonces, volveré a dormir tranquilo, sin que me atenace nada.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 18 de Octubre 2004 a las 06:40 PM