A noche sucedió
todo andaba en calma, tal era la quietud que comencé a desesperarme. Durante el día me encuentro en un estado de constante alerta. Corro por los pasillos, golpeo las consolas y no suelto mi intercomunicador GSM. Pero por la tarde todo se tranquiliza, se vuelve quietud a mi alrededor. Así que decidí salir por la gran Megalópolis de V4L3N14 en busca de nada en particular, solo pasear
Los altos edificios iluminados por las amarillentas lámparas de sodio, formaban un cielo antinatural de nubes naranjas y fondo azul neón. La fluorescencia de la noche me envolvía embriagándome con el frescor de la incipiente estación otoñal. Ya llega, ya esta aquí el frío.
Y frió me quedé cuando por megafonía me llamaron.
-¡Atención, atención!- sonó por toda la nave.- Llamada interplanetaria para Rásselas preséntese en el puente de mando.
Subí corriendo todas las escaleras sin utilizar los elevadores magnéticos, corrí por los pasillos empujando a todo aquél que se ponía a mi paso. Una llamada por GSM era algo muy importante, tanto que se debe atender con la máxima prioridad.
Era el sargento Juás de la brigada A1 en el sistema de Murcia-murcindäe. Lo habían trasladado de destino precipitadamente y sin previo aviso. Lo trasladaban al planeta Eliocroca. Ello significaba que ya no podríamos compartir camarote, ni aventuras como habíamos planeado para este invierno.
Así que a noche me asomé a las lindes mismas de la nebulosa de los Restos. Pues ya comienzo a olfatear, percibir su suave y encantador perfume a nada, a todo, a intriga y sorpresa. Otra vez, esta aventura en busca de mis mundos perdidos vuelve a dar un giro inesperado.
fin de la transmisión diaria.