Este fin de semana he estado en Murcia-murcindäe. Fuimos con un programa de ASDE sobre educación para el consumo. Recogimos latas, cartones, plásticos de la sierra y lo llevamos a una planta de tratamiento de residuos para ser reciclados. Yo iba con mi batallón de niños, Glauka el suyo.
La verdad que lo pasamos muy bien, sobretodo en la comida, atípica a todas las que he ido con anterioridad. Es más, tal vez esa comida pase a las crónicas del scultismo del planeta. Verdaderamente buena.
El caso es que reflexionando sobre la jornada pasada, esta mañana, sentado en un banco del paseo de las Delicias de mi planeta refugio, sí ese que cuenta con un faro que me guía y un puerto que me protege. He llegado a la conclusión que la vida es toda ironía. Si por casualidad es cierto que existe un ser supraterrenal el cual esta por encima de todo, seguro que será cómico; pero con un sentido del humor bastante difícil de comprender.
Es verdaderamente sorprendente como la vida puede dar vueltas y vueltas, de una forma aparentemente aleatoria, y hacer converger en el mismo instante y lugar a personas conocidas y desconocidas.
A veces, es tal el prodigio, que da miedo.
Al final creo que voy a ser capaz de ver con mis propios ojos el hilo que surge de mi ombligo que sube hacia el cielo hasta las manos de las Parcas.
Los encuentros. Maravillosos puntos de inflexión que hacen a la vida aun más interesante.
Como me gustaría hablar largo y tendido. Expresar todo, desnudarme por completo con la única intención de que la interlocutor se de cuenta de lo especial que es. No pido nada más. No busco nada más.
Por eso es tan importante para mi retorno a Murcia-murcindäe. Allí conoceré, aprenderé y abriré nuevos horizontes. Por fin voy a demostrarme a mi mismo que el universo cuenta con miles de ejes donde poder girar.
Pero ahora, desolado por pensar que me quedan cuatro horas de viaje hacia V4L3NC14 escucho esta canción.
¿QUIEN ME HA ROBADO EL MES DE ABRIL?
(Joaquín Sabina)
En la posada del fracaso
donde no hay consuelo ni ascensor,
el desamparo y la humedad
comparten colchón.
Y cuando por la calle
pasa la vida como un huracán,
el hombre del traje gris
saca un sucio calendario del bolsillo
y grita:
"¿Quien me ha robado el mes de abril?
Pero, ¿cómo pudo sucederme a mí?
¿Quién me ha robado el mes de abril?
Lo guardaba en el cajón
donde guardo el corazón."
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fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 3 de Octubre 2004 a las 08:12 PM