Ayer viví una experiencia intensa. La nave Industrial de productos químicos que esta junto a la mía ardió. Cuando llegué a las ocho de la mañana dispuesto a abrir la obra me encontré con un reguero de gentes a cada lado de la calle del polígono. Me impactó más sus rostros que los más de setenta metros de columna de humo negro.
La estructura metálica se retorcía y las paredes de hormigón se desquebrajaban al paso de las demoniacas llamas. Los equipos de bomberos no pudieron hacer nada, solo acordonar las calles, refrigerarlas y esperar a que se autoextinga. A hora de hoy todavía arde.
Levantarán una nueva fabrica en su solar, será duro provocará dolor, perdidas de empleo. Pero bien llevado la empresa no se vaporizará llevada por el viento como sus cenizas.
Me ha hecho pensar. Este fin de semana he vivido una experiencia similar a nivel personal. No tengo musa. Tal vez deba reconstruir una historia nueva sobre el solar de mis recuerdos. Pero cada roca, cada ladrillo, cada vestigio de lo vivido me levanta una profunda llaga.
fin de la transmisión diaria.
Posted by eolovano at 6 de Agosto 2004 a las 08:27 AMY no hay otra opción que seguir, aún con la caída de las musas, los dioses o las diosas,o cualquier otra fuente de inspiración,hay que seguir y reinventar, aun con falta de convencimiento, inventándose incluso nuevos espejismos que alivien aunque sea de forma ficticia nuestra sed.No hay otra...hay que seguir...
Posted by: la troyana on 6 de Agosto 2004 a las 08:28 PM