Qué lejos se encuentra el planeta V4L3nc14, y que lejos navego yo de él, lejos de todo. Orbito por sendas imposibles plagadas de insectos amenazadores, por calores asfixiantes y nieblas plomizas.
Pero la Nave de los Sueños continúa su trasiego, y yo
rodeado por esta tripulación, navego tranquilo.
Me siento como los primeros exploradores que se internaron en el Congo, que se atrevieron a entrar en las peligrosas aguas amazónicas. Todo muestra una escalofriante tranquilidad
la que predice el desastre. Solo el lejano tañir de las campanas rompe la quietud de la noche.
Pero duermo si preocupación
dada la buena compañía y el saber que este fin de semana volveré.
fin de la transmisión diaria.